De chiquitos, nuestros padres nos decían que si pasábamos mucho tiempo frente a los videojuegos, podían afectar nuestro cerebro, darnos fiebre y hasta quedarnos ciegos. ¡Cómo nos mintieron! ¡Nunca nos avisaron que nos podían llegar a atacar y destruir el mundo!
jueves, 30 de junio de 2011
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