jueves, 26 de julio de 2012

Trip Tour: Pasaporte por favor!


Muchas veces, cruzar las fronteras no es fácil. Podemos pensar que hoy en día, después de los atentados del 11S, es muy tedioso y hasta engorroso, pero entiendo que en algunos lugares siempre lo fue, por lo menos para mí. Este es uno de los ejemplos de mis cruces entre países. El plan era pasar unos días en Egipto, otros en Israel, volar a Turquía, recorrer Europa en tren y, antes de volver a casa, hacer una pasadita por Nueva York. 

Ramón exhibiendo armamento
legal a uniformados israelíes.
Egipto me atrapó más de la cuenta, por lo tanto ajustado a las fechas de vencimiento de mis pasajes, sobretodo los del tren (eurail pass), mi visita por Israel fue mas rápida de lo previsto. Cuando ingresé al país desde el Cairo, los controles no fueron muy intensos, salvo que no paraba de sonar la chicharra del detector de metales y me tuve que quedar en calzoncillos delante de un policía. Un poco humillante pera nada grave. Esta vez, y debido a que no iría a ningún país árabe en lo que restaba de mi viaje, pedí que me sellaran el pasaporte. En algunos de estos no te dejan ingresar si tenés el sello de Israel, pero en mi caso, no vi inconveniente alguno. Lo que sucedió después marcaría el resto de mi experiencia: la señorita de migraciones no entendía bien el pasaporte Argentino y como lo tenía que sellar, lo hizo en cualquier lado menos donde debía. 

Igualmente pasé la frontera sin problemas y descubrí Tel Aviv, Jerusalén, Masada, el Mar Muerto, Nazareth, entre otros sitios, todos lugares fascinantes desde cualquier punto de vista y únicos desde lo religioso, tanto que merecen textos aparte y muchas palabras para ser descriptos, pero ahora estamos en otro camino. Camino al aeropuerto diría, y agotado, más aún después de cuatro o cinco días a las corridas para ver lo máximo posible. Al llegar al aeropuerto, lo hice temprano, un buen rato antes del horario de mi vuelo, porque me dijeron que en algunas oportunidades migraciones era un poco lento. Así que llegué,  me formé en una fila y al rato fui desviado hacia una  joven que hablaba inglés. Vestida con uniforme militar, se la veía muy seria y hasta enojada, recuerdo. Me pidió el pasaporte y empezó un interrogatorio de más o menos unos cuarenta minutos durante los que las preguntas iban en círculo repitiéndose en varias oportunidades, sobretodo en el hecho de que había estado días días en Egipto y solo cinco en Israel. Que volaba a Turquía y por qué terminaba mi viaje en NY. Yo no paraba de repetir el hecho de que era simplemente porque quería. Después de mostrarle todos los tickets posibles, boletos de eurail pass, reservas en algunos lugares de Europa, agoviado y mareado por la inquisidora situación, la curiosa funcionaria me preguntó por qué no me habían sellado el pasaporte en la entrada al país. Le dije que sí estaba sellado y ella, con una sonrisa irónica, me respondió que yo estaba mintiendo desde el principio, que mi pasaporte no estaba con ningún sello oficial. 

Comité de despedida expresa cariño
a Ramón antes de abordar el avión.
En un ataque de furia, completamente fuera de lugar porque me encontraba nada más ni nada menos que en Israel, me acerqué a ella, recuperé mi pasaporte de un manotazo y le mostré con ira y casi a los gritos que estaba sellado en otra hoja, y le dije que si tenía cara de terrorista, que me estaba volviendo loco con su interrogatorio y que mi lengua era el español, que me costaba mucho seguir hablando con ella en inglés. Seca me contestó, usted habla muy bien inglés y se fue. Al minuto, llegó un joven de más o menos dos metros de alto por otro tanto de ancho acompañado de dos soldados. Este, ya en un perfecto español con nuestro acento, argentino, me saludó y cuando le dije que gracias por venir, no me miró y dijo que por favor los acompañe. Resultado; quedé detenido en un cuarto con dos mesas de más de tres metros cada una en donde me hicieron sacar toda la ropa de la mochila y estirarla una por una. Le pasaron todo tipo de detectores por arriba, se llevaron mis dos cámaras de fotos y me dejaron una hora sentado con los dos soldados en la puerta. 

Más tarde, el caballero volvió con mis cámaras y me sometió al mismo interrogatorio que la soldado, pero esta vez en español. Luego se volvió a ir. Y al rato me llamó para decirme que todo aquello era por mi seguridad y por la del aeropuerto. Ok, le dije, pero la verdad es que estaba muy nervioso y alterado, al punto que ni siquiera lo saludé al retirarme. Al salir caminando intenté doblar en mi camino hacia no sé donde, solo quería perderlos de vista, pero no fue posible. Uno de los dos soldados me detuvo y, otra vez, el señor que hablaba español me dijo que debía ir derechito al embarque, que cuando llegue el momento de subir al avión me avisarían. 

Muy atentos, tres de ellos a disposición
de Ramón para que no pierda su vuelo.
Me indicaron el camino por una escalera mecánica, por la que fui refunfuñando del trío que me seguía y entré a una sala enorme donde era la única persona. La situación me había puesto muy tenso. Traté de calmarme, tomé un poco de agua, caminé, pero no llegaba nadie más. Veía que hora de mi vuelo estaba cada vez más cerca y nada, yo seguí allí solo. Para tranquilizarme un poco, me puse a ver mi libro de viajes e instintivamente corregí algunos dibujos y otros que no gustaban los tiré al tacho de basura que estaba al lado de mi asiento. Al minuto, no más, entró a la sala una persona con ropa de limpieza y vino derechito al cesto donde estaban los bollos de papel con mis dibujos descartados, recogió la bolsa del tacho y se fue.  No imagino a esta gente como fan de mis dibujos, si creo realmente que me parecería a alguien no grato en Israel. Nunca lo voy a saber. 

Diez minutos antes de que el avión despegue y con todos los pasajeros abordo, excepto yo, una azafata fue a buscarme y me acompañó hasta el avión. Cuando llegué a Turquía me tuve que tomar varios copas de raki  -anís turco- para calmarme. Al día siguiente,  ya era todo parte de una nueva historia y punto, por lo tanto me dediqué a pleno a disfrutar la fantástica Estambul.


Ramón Herrera

1 comentario:

  1. pagan justos por pecadores eh?
    estoy soñando con esa vieja sociedad en la que marco polo se cruzaba medio mundo y nadie le pedía un papel, será que todavía no había llegado a china y no existía el papel? :)

    Un saludo!

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