Todos arriba, todos contentos! |
El decorado estaba compuesto por estampitas y pósters de dioses que pueblan ese el país, tantos como cientos o miles, tantos como las necesidades y deseos que hay en India, los más renombrados se veían rodeando el chofer.
Se impone el Buda Decó. Los modelos de la foto son pasajeros que rehusaron bajar para no perder su lugar. |
Empezó el recorrido, yo iba medianamente cómodo y feliz, creía que en algunas horas estaría en Bactapur. Mi sonrisa duró poco al darme cuenta de que, en los primeros cuarenta minutos ya habíamos parado cinco o siete veces, y que en cada una de estas tardábamos veinte minutos. Entonces empecé a comprender donde estaba. Parábamos y subía y subía gente, un brazo adelante, un nene en mi falda, un bolso bajo mis piernas, un mundo. Todo era como un rompecabezas de tres dimensiones, que se armaba y desarmaba en cada parada, bajábamos todos todavía no sé bien a qué, pero ahí estaba, subiendo y bajando cestas con frutas, cajas de colores, saltando los sacos de cereal - que no se movían del escueto pasillo, y el calor, que me invadía en cada movimiento.
Sector clase business. |
Colectivo casi lleno. Ramón, el de camisa a cuadros. No, al lado de ese. |
En los viajes siguientes decidí llevar algún cassette y prestárselo al chofer (generalmente comprado para tal efecto), también adquirí un almohadón chiquito para sentarme, dejé de pensar en dormir y ya, sabiendo lo que se venía, subía a cada colectivo con una sonrisa de resignación y, sobre todo, con un bolso cargado hasta el limite de paciencia.
Ramon Herrera
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