jueves, 11 de octubre de 2012

Eternamente Chávez!

Chávez ya se ganó el cuarto período como presidente de Venezuela, donde gobernará hasta el 2019, completando 20 años de liderazgo. Y pretende ser presidente hasta el 2031, prometiendo una década de oro para el 2020/30. Una elección que no fue denunciada por irregularidades, aunque una institución de veedores internacionales dijo que no estaban dadas las condiciones para poder evaluar la transparencia, pero que el derrotado Capriles no se haya quejado, de por sí, es una muestra de que todo anduvo bien.
"Contigo aprendí, que existen nuevas y
 mejores emociones, contigo aprendí ..." 
La diferencia con su oponente fue bastante siginificativa: más del 10%. Con lo que el apoyo popular que tiene desde hace varios años ni siquiera estuvo en juego. Pero, ¿su continuidad es buena para un país que ya lo tiene como gobernante desde hace catorce años y va para veinte?  ¿Es mala? Es la voluntad popular, dirán algunos, algunos muchos, más de la mitad de los venezolanos.
Es evidente que la figura de Hugo Chávez encandila a un pueblo que por muchos años ha sido muy vapuleado por las clases dominantes, que encontró en este personaje a un líder que lo representa, que lo entiende y que lo defiende a costa de lo que sea. Por lo menos eso es lo que él dice, y su gente le cree. Todos debemos coincidir en que Chávez tiene un carisma particular, pocos escrúpulos para decir lo que se le antoja en el lugar y momentos que sean, sin importarle mucho las consecuencias que provoque. Siempre, con un discurso apoyado en las "bases de la revolución bolivariana", que reinvindica al pueblo, que le da la fuerza y el poder para él sentirse completamente imprescindible.
El cáncer que lo tuvo con la salud a mal traer en los últimos tiempos parece haber cedido a la fuerza interior de este ex militar, que supo sublevarse en su momento y purgar dos años de cárcel, siempre argumentando haber actuado por la revolución y no por sí mismo. Y hasta lo ha recargado porque, ahora, se proyecta en el poder hasta el 2031, es decir, dos períodos más de seis años cada uno. Sí, eterno.
La cuestión sobre si está bien o mal que se instale durante tantos años en la presidencia de un pueblo solo tiene una explicación: la gente lo quiere y lo vota. Y lo hace porque lo cree necesario, irremplazable, fundamental. Y él alimenta esa creencia, lógicamente. Entendemos que un pueblo adora a un líder, de la manera que los venezolanos lo hacen con Chávez, porque no tienen una base educacional que les permita comprender que los gobiernos deben renovarse, porque ésa es una de los pilares para que las democracias funcionen. Esto no pretende subestimar a los votantes venezolanos que eligieron a Chávez, de ninguna manera, sólo entendemos que una comprensión lógica del funcionamiento del sistema democrático va en contra de la eternización de cualquier persona en el poder. "Andá a querer gobernar 20 años en Suiza", dijo uno en la mesa del bar, refiriéndose a que un bajo nivel de educación en el electorado solo puede permitirlo. Y debe tener razón. La gente que no tiene educación necesita ídolos, adorar figuras que les cuenten lo que ellos quieren escuchar.
Seguramente, esto no implica que Chávez sea mal funcionario. El problema de la renovación regular de su mandato se ve en el tiempo en los cargos medios que no se van renovando, de los que el presidente lejos está de direccionar. Ahí es donde se desarrollan los principales problemas y, de la misma manera que pasa cuando el poder se eterniza del otro lado, la democracia empieza a hacer agua.

"La constitución, la voy a dejar así
de chiquita de tanto modificarla."
Los vicios de la organizaciones se ven claramente cuando los protagonistas son siempre los mismos. El amiguismo, el clientelismo, la familia. La coima, el retorno, el acomodo. La atención, el arreglo, el diego. Todo eso y mucho más es el resultado de mantener a las mismas personas por muchos años en los sistemas organizacionales de las instituciones que dependen de las decisiones políticas. Imaginen cómo funcionan las licitaciones después de 15 años de convocar más o menos a los mismos proveedores. Cómo se eligen los funcionarios que deben decidir sobre cuestiones que afectan a la política, que no es de turno sino es la de siempre. Cómo opera una policía que responde a políticos que son siempre los mismos. Cómo se eligen a los educadores cuando los que dirigen quieren siempre la misma doctrina. El problema no es quién dirije, es la estructura que ejecuta.
El nuevo triunfo de Chávez es el de la clases media baja y baja, que lo festeja como propio, y lo es. También es el de nuevo establishment venezolano, bah, no tan nuevo, cumple catorce años. Que está tranquilo porque puede seguir atornillado a sus asientos. Por muchos años más. Inevitablemente, uno mira lo pasa en Argentina y, es posible, puede suceder algo similar. La presidenta Cristina es la personalidad política por excelencia, eso es indiscutido en todos los sectores. No hay figura política que se le acerque, ni a los tobillos, tanto del lado oficilista como de todos los demás rincones. Esto lleva a que todos los sectores del kirchnerismo pretendan su rereelección. En muchos aspectos, quieren sus propias reelecciones. Quieren que nadie les mueva el piso, quieren seguir sosteniendo esto en lo que ellos están muy bien acomodados. Pero, insistimos, esta es la parte que peor le hace a las organizaciones de un país. Mucho peor en uno como el nuestro, que tiene como esencia de la idiosincracia nacional el pensamiento del sálvese quien pueda y, desde esa forma de razonar, la justificación para hacer lo que haya que hacer.
Puede ser que Venezuela esté marcando la línea para los países sudamericanos, lo que sí es muy posible es que Argentina tenga una situación muy parecida. Las condiciones están dadas para que suceda, empezando por una reforma constitucional, seguida de un rereelección de Cristina. Y desde allí, la eternización de los funcionarios públicos, de los proveedores del estado, de los decisores de cargos medios, de la distribución de subsidios, de la aduana paralela, de la justicia a dedo. Solo hay que leer todos los diarios y tratar de entender.

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