El Diego le devuelve un ladrillo al Mancu: qué pared!

Esta semana el ex ayudante de campo (y ex amigo?) de Maradona en la selección, Alejandro Mancuso, se refirió a Maradona haciendo alusión a la falta de memoria que (según él) presenta el (ex) astro y dijo que “la droga le pegó en la memoria”. Como sabemos que Maradona no se queda callado, lo llamamos (no nos atendió) pero le habría enviado una carta pública contestando todo detalladamente, porque el periodismo “la verdad me agarra frío y no me acuerdo todo lo que tengo para decirle”.

La carta, a continuación:

Señor Guillermo Cristian Fabricio Mariano Darío Alejandro Mancuso:

Me dirijo a vos y a todo el público argentino para responder tus agravios. Aunque no existís. Como el huevo ese, el que jugaba en River, y después jugaba en Boca que ahora no recuerdo el apellido, pero mejor, porque repito: no existe.

¿Quién te creés que sos vos como para decirme eso que me dijiste? Si bien no puedo recordar bien las palabras ya que traté de hacerle oídos y vista sorda, me parece que le errás mucho, hermano.

Toda mi familia, incluyendo a mi mujer Claudia y a mis hijas Dalma y la otra, la que se casó con ese que juega al fútbol en ese equipo de Europa… bueno, me estoy yendo por las ramas. Pero todos, estamos muy dolidos por eso que dijiste. A pesar que no existís.

Cuando yo le hice ese gol a los italianos en el 86, tras un pase tuyo, así había pensado nuestra amistad: para siempre, como un golazo mío. Cada vez que veo ese gol con los relatos de Araujo, se me pone la piel de gallina. Evidentemente a vos no te pasa lo mismo, porque sos vos el que no tiene memoria. Porque no existís.

Dijiste algo que la droga a mí me pegó en la memoria. O algo así. Hermano, a mí la droga me pegó en todos lados. Una vez estábamos con ciertos personajes que no voy a dar nombres (no por respeto, porque yo soy EL DIEGO y no me agacho frente a nadie –ese es Pelé- , sino porque no recuerdo bien quiénes estaban) y estábamos tan pero tan drogados que nos pusimos a llamar por teléfono a varias personas y… me perdí en lo que te iba a contar. ¿Pero sabés qué? No sé. Pero no existís.

Realmente, ¿quién sos? (pregunto en serio).