Con lo de honrar, ya arrancamos mal. Los Juegos se han convertido en un show internacional cuyo espíritu de origen, gestado en la esencia del deporte amateur, hoy no debe tener ni al más disimulado de los participantes que no sea profesional o por lo menos, que tenga una beca o en sponsor que lo banque. Claro, en este entorno, el que no lo tiene ni figura.
También referido a esto de honrar el espíritu, no olvidemos que los cinco anillos representan las cinco partes del mundo (continentes) que se han unido al olimpismo y que han aceptado competir sanamente, nos encontramos con que antes de iniciarse las competencias habría más de cien atletas que fueron descalificados por dopaje. Cuando el dinero es el motor, todos quieren dar un poco más. Y este es el resultado. Seguramente en los próximos juegos arrancarán con doscientos descalificados o simplemente, harán más relajados los controles. Depende si lo más importante es el show o la salud de los atletas.
Esta año las Olimpíadas son en suelo inglés. Después de haber
generado asperezas mediante spots publicitarios entre nuestro Gobierno y el
pueblo británico, llegó el día en que nuestra delegación de atletas traten de
hacerse con la mayor cantidad de medallas doradas. Acá debería ser donde se mide el profesionalismo de los dirigentes que digitan el desarrollo del deporte nacional. Generalmente, la Argentina no viene con muchos galardones, pero nunca la culpa es de la política deportiva y si lo es de los deportistas que, pobres, tienen que competir con unos monstruos. Volviendo a las asperezas angloargentinas, vale preguntarse qué fue del atleta que realizó el spot de las malvinas, el que se estaba entrenando. Ahora creemos que debe haberlo hecho para conocer las islas y bajar esos kilitos de más, porque ni siquiera fue a Londres como turista.
Pero debemos ver el lado bueno. Cada cuatro años llega la posibilidad para que cada atleta pueda demostrar sus capacidades deportivas al mundo. Al mismo tiempo, es para todos los no atletas la
oportunidad de que Gonzalo Bonadeo nos obligue a preguntarnos cómo puede
saber tanto hasta de la historia del lanzamiento del martillo o de bádminton, o empezar a
plantear una duda: este tipo nos está macaneando. A la vez, no se entiende que deportes de trampa constante como el fútbol tengan representación cuando, el rugby por ejemplo, que mantiene todavía muchos de los valores del amateurismo, no esté incluido. Incluso el skateboarding podría ocupar su lugar cuando el ciclismo bmx tiene el suyo. De todos estos, Gonzalo nos podría dar una clase especial.
Si bien cada uno de nosotros tiene sus favoritos, nadie sabe qué puede llegar a ocurrir. ¿O sí? Benjamin Solari Parravicini es un pintor argentino, nuestro propio Nostradamus. Predijo cosas como el atentado a las torres gemelas, la guerra fría, el armamento nuclear, el primer perro volador y varias profecías más. Se dice que la forma en que él llegaba a estas predicciones era mediante un trance en el que él se colocaba y empezaba a dibujar, desconociendo lo que hacía y con qué propósito, pero ahí estaban sus pictografías, botoneándonos el futuro.
Y por qué hablamos de Parravicini? Benja también tiene una profecía sobre los Juegos Olímpicos de Londres 2012, y no es nada alentadora. Incluye "pestes, fuego, muerte" y una posible TERCERA GUERRA MUNDIAL, que hasta detalla sus integrantes: China, Rusia y (qué raro) Estados Unidos. Si tenés 10 minutos, mirate el sorprendente video.
Empezó la guerra entre los sponsors, los dolores de cabeza por los dopajes positivos, el show business y también hasta las profecías. Ah, también empezaron los Juegos Olímpicos.