Controlá tu miembro

Todo hombre jugó alguna vez (o siempre, en varios casos) a ver quién orinaba más lejos, a mover las pelotitas de naftalina de los urinales y hasta (para qué negarlo) limpiar alguna frenadita hecha por otro transeúnte, en un gran caso de ayuda higiénica. No se pierdan los baños masculinos de este bar, reinvidicando el concepto no sólo de los videojuegos sino de algo tan cotidiano como la orina, mediante el constante fluir tecnológico. En este caso lo que importa no es el tamaño sino la carga. Como diría una novia que no quiere saber nada, controlá tu miembro.