Pocas bandas cambiaron (o deberíamos decir “abrieron el camino”?) tanto el destino del rock latinoamericano como Soda Stereo. Esta semana se cumplieron 30 años de su primer ensayo, y los que hacemos la radio no dudamos ni un segundito en dictaminar que Soda es el Elegido de la Semana.
La historia cuenta que dos estudiantes de Comunicación Social, Gustavo Cerati y Héctor Bosio, decidieron armar una banda. Uno guitarrista, el otro bajista, necesitaban de un baterista que los ayude a llevar el ritmo.
Un picaflor insistente daba vueltas sobre la hermana de Gustavo, y resulta que este señor, de nombre Carlos Alberto Ficicchia -posteriormente conocido como Charly Alberti-, era un baterista hijo de otro percusionista de jazz y creador de El Elefante Trompita, conocidísimo tema infantil. En poco tiempo se había terminado de armar la banda.
Completamente influenciada por grupos como The Police, The Cure y The Specials, Soda Stereo (evolución del nombre Los Estereotipos) presentaba en sus inicios canciones más vinculadas al ska.
Imperdible este video de 1984, cuando Soda taloneaba a Los Abuelos de la Nada:
Es desde ese sector donde Cerati, siempre preocupado por la estética y la perfección del sonido, asistía a ensayos, grabaciones y sesiones a la casa del sonidista de otra banda bastante conocida del rock nacional, estamos hablando de Sumo.
Dicen que luego de su primer gira latinoamericana (1987), donde terminaron conquistando a un público tan difícil como el de Viña del Mar, a los Soda le robaron todos los equipos, y debían tocar en pocos días en Argentina. A qué no saben qué banda los salvó en esa época acercándoles los amplificadores, cables e instrumentos necesarios? Sí, la banda de Luca Prodan y compañía. Y pensar que después de la muerte del líder de Sumo la gente cantaría en varios recitales de distintas bandas “Luca no se murió, Luca no se murió, que se muera Cerati la p madre que lo parió”.
Pero para que Soda pueda hacer su gira, antes tuvo que hacer un recorrido en sus estudios. Con su primer disco producido por Federico Moura (líder de Virus), acompañados por Ulises Butrón en guitarras y Daniel Melero en teclados (un tal Andrés Calamaro cada tanto caía a algún ensayo con un teclado y cables), Soda Stereo daba inicio a lo que sería una discografía que nunca bajó de la cima.
Su segundo álbum, Nada Personal, confirmaba todo el éxito del primero: llegaría el videoclip grabado en Macchu Picchu de Cuando pase el temblor, un tema que depende en qué latitud se escuchaba cobraba un nuevo significado. El éxito, siempre el mismo.
Y aquí sí llegó la gira latinoamericana de la que hablábamos antes. De la mano de su disco Signos (Persiana Americana, Prófugos, El rito, el homónimo Signos), Soda no dejó lugar sin fans. Eran Los Beatles latinoamericanos.
Con ese fervor y confianza, llegaría Doble Vida (En la ciudad de la furia, Picnic en el 4to B, Corazón Delator), para continuar ratificando el camino de esta banda que parecía no dejar de crecer nunca.
Pero si hay un disco completamente aclamado por la crítica y los fans, es sin dudas Canción Animal (De música ligera, Té para tres, Canción animal, Un millón de años luz). Una producción en serie de hits, éxitos que hoy cumplen 2 décadas y siguen manteniéndose vigentes y marcando el camino a varias bandas de toda América Latina.
1995 presentaría el retorno a las grabaciones de estudio luego de una separación momentánea, un descanso que se decidieron dar luego de un insólito accidente en el cual Tobías, el hijo de Zeta, perdería la vida. Llegó Sueño Stereo, el último álbum de estudio.
Luego llegarían Comfort y música para volar, el unplugged de MTV. Invitados de toda América Latina y un rating inolvidable para la cadena musical.
Posteriormente, gira internacional que terminaría con El último Concierto, un show en River que tendría 10 años sin Soda, que luego volverían a una nueva gira récord internacional con Me Verás Volver. A continuación, el recital COMPLETO de EL último Concierto.
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