jueves, 19 de julio de 2012

Buenas Noches, América


A nadie sorprendería otro rey con peluca.
Bienvenidos a la era del Reinado Televisivo de Marcelo. Una era que cuenta con un Rey indiscutido, el que puede hacer lo que quiere, ya sea por el nivel de su producción como el del presupuesto con el que cuenta, mientras todos lo admiran haciéndolo: el reinado del Gran Marcelo I.
De chiquito a uno le enseñaban que insultar era decir teta, culo, caca. Hoy eso es el principal contenido de (más que nunca) la caja boba. Basados en la fórmula teta + culo = contenido caca, nadie duda en repetir como buen caballero del Rey todo lo que pasó la noche o semana anterior. Porque da rating. Porque es lo que la gente quiere. Lo más bajo del discurso de este rey es decir vender lo que el público pide comprar.
Todo lo que pasa en el reino del poder es un libertinaje. Derroche de erotismo, alcohol, golpes bajos y actitudes inmorales por doquier.
Más reflexivo que Susana, más piola
 que Marley, Fort  volvió a la tv.
Pero todo reinado de poder encuentra en la vereda de enfrente a otro reinado, al que algún mensajero acude llevando o trayendo las novedades: del otro lado está nada más ni nada menos que … Ricardo Fort. Sí, él mismo se colocó en ese lugar al que nadie cree que realmente ocupe. Dice de sí que siente tener mucho de Badía y también de Olmedo, lo que nos hace suponer que habla de cosas materiales que les compró con sus millones, porque del talento y profesionalismo no ligó nada.
¿Pero cómo escapar a este circo? Y acá reside una de las principales bellezas del fenómeno: ofertas sobran. Existen más de 70 canales en el cable. El tema es que te atraiga alguna. Hagamos un recorrido mental: saquemos los programas que reproducen todo el contenido de Bailando por un Sueño, Cantando por un Sueño, Soñando por un cantar, Soñando por un Sueño, y todo lo que NO tenga nada que ver con los sueños salvo por sus nombres. Nos quedamos con 5, 6 canales menos. Lo único que compite con tanta Tinellización es una cadena Nacional. No lo decimos por el contenido, sino por la repetitividad.
Y la insoportabilidad de los canales partidarios. En su oficialismo como en su oposición. Tan predecibles como insoportables. Afuera el 90% de los canales de aire.
Muza! incluyen al póker en Londres 2012.
Solo pienso en chicos de la villa olímpica!
Los canales de deportes, que con el Fútbol para Todos (del cual podríamos hablar durante hoooooras sobre costo-beneficio y calidad) merman entre periodistas que te cuentan por qué la novia de la estrella del equipo incide en el vestuario más que la novia del segundo capitán, y eso genera que el 5 no sepa a quién tocarle la pelota, en vez de hablar de fútbol. Canales deportivos que relatan una partida de póker, “Lo único que podría salvar a Brian en esta jugada es un 5 de corazones… aunque no creemos que sea posible que salga un 5 de corazones ya que salió hace 2 manos y… OH, DIOS MÍO, ES UN 5 DE CORAZONES !!!”. resulta que si mi difunta abuela viviera ahora sería una deportista de elite. Canales de documentales, que todos dicen ver y a los que nunca pescamos viendo. Realities. Realities de gente que hace de todo por ser famosa, incluyendo vivir encerrados en una casa con desconocidos durante 6 meses. Realities de gente famosa que hace de todo para que la olviden, incluyendo lo más ridículo que te imagines. Realities de gente que era famosa y los demás se olvidaron y ahora quiere demostrarles a los demás que todavía pueden ser famosos. Gente que pone puntajes a gente que canta. Gente que pone puntajes a gente que baila. Gente que pone puntajes a gente que tiene un talento, o dice tenerlo. Canales gastronómicos con comidas realmente tentadoras, pero imposible de realizarlas a menos que tengas un ingreso de 15 lucas verdes mensuales. Entre 5 y 10 canales infantiles, por los que terminás cediendo la tenencia del control remoto a tus hijos. Después salen hablando en un raro idioma neutro. “Ahora te toca a ti”. “Intentémoslo juntos, padres!”. Hasta ahí llega la tele, hasta que le das el poder a los más chicos, que ahora crecen mirandola.
Lo que queda es casi nada. O la nada. Por eso, con tan pocas ideas y con mucho dinero para producirlas, se puede ser rey.
Buenas Noches, América.

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