Esta
semana en la B Nacional hubo un cambio en los primeros puestos: River superó a
Central, producto de una caída como visitante frente a Patronato. Un partido
que había dado para hablar mucho antes, incluyendo la renuncia del Ministro de
Seguridad, quien se había opuesto a que el partido se juegue en la cancha de
Colón de Santa Fe.
Pero lo
más llamativo no fue el triunfo del conjunto local que le cortó al canalla una
gran racha invicta, sino las declaraciones de uno de sus jugadores, se trata
del uruguayo Pereira, quien admitió que fueron incentivados por River y que
seguramente la semana próxima, cuando enfrenten a los millonarios, serán los
canallas quienes lo incentiven.
Dicen que de chico, el moreno confundía a la pantera rosa con el increíble Hulk. |
Mientras
la Justicia ahora citó al jugador, quien ya se desdijo de sus dichos, lo
que se
empieza a poner en duda es la ética de cobrar incentivos. Algunos
aseguran
que quien incentiva en el fútbol lo hace para que los incentivados no
caigan en la tentación de
ir a menos como contraprestación al seguro intento de soborno del equipo
contrario. Pero, ¿cobrar por jugar mejor? Como hincha de un club que le
paga a
sus jugadores, ¿cómo te sentirías si tu propio jugador reconoce que el
partidazo que acaban de ganar se llevó plata extra que los hizo jugar
mejor?
Ahora reflexionemos, por ejemplo, acerca
de la
diferencia entre un trapito que cobra 150 pesos para que cuidarte el
auto en época de recitales
y un jugador profesional de fútbol que, a pesar de tener un sueldo para
el cual
le pagan por sus objetivos, cobra un incentivo para ganarle a su rival.
Al primero, le pagás para que no te reviente el coche. Al segundo, para
que no se deje perder. El origen es básicamente el mismo, a ambos les
das algo a cambio de que respeten la ley o lo convenido
contractualmente, en el caso del jugador. A cambio de que respeten lo
que es tácito que deberían respetar.
Es el
mismo tipo de estafa que te hace un empleado de alguna dependencia para
"agilizarte" los trámites, que es su obligación seguir y encauzar. O el
apriete del que podés ser víctima cuando un abogado te dice que hay que
volver a poner dinero para que no se pudra todo. Cuando ya pusiste,
justamente, para que eso no suceda.
¿Qué
pasa si todos empezamos a reclamar un dinero extra para además de hacer nuestro
trabajo, hacerlo bien y correctamente?
Supongamos
que sintonizás la mejor radio de la ciudad, digamos la 106.7. Da con una
canción asquerosa que no es de su agrado, y al término suena un spot que reza
lo siguiente: “Radio Trip informa que usted tiene la posibilidad de escuchar de
una mejor música si abona una cuota de 50 pesos mensuales”. Seguramente te
sentirás estafado.
"Dale estos100 al cocina, para que el pato a la naranja me llegue caliente" |
Imaginemos
a un estudiante del secundario llegando
a su casa con un 1 en el último examen. Sus padres seguramente le
reprocharán
la nota y su actitud ante el estudio, pero más si este alumno decide
responderles que él al examen lo
hizo, que no sabía que querían que saque un 10, ya que no vió ninguna
platita
extra. Es esto, justamente, el tipo de mensaje que queda después de que
estas noticias salen a la luz y nadie termina siendo responsable por sus
actos.
Difícil es pensar a
esta altura, que se lo podría sancionar a un club como River Plate con
el castigo que determina el reglamento, que es ni más ni menos que
varios años de desafiliación. Tan difícil como decirle al amigo que hace
lo mismo, esté del lado del mostrador que esté, con un trámite, una
gestión por más pequeña que fuera. En general, tenemos tendencia a
decirle "qué hijo de p..." como tono de halago.
El incentivo es tan común en el fútbol como en la vida en general, pero transportado a situaciones de esta última
suena realmente bastante menos ético. Muy distinto
es el premio al logro, la propina que muestra satisfacción por lo
recibido, el reconocimiento a una tarea bien realizada. Todas, acciones que hablan de reconocimiento, de valoración a la dedicación y el esfuerzo.
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