Recorrer
Nueva York en Febrero es una experiencia fantástica, la nieve sobre
los rascacielos, las sopas en los encantadores barcitos del soho, las
castañas calientes en las salidas de los subways, las largas
caminatas en el central park con el solcito del mediodía. Es una
ciudad única, fascinante.
Recorrer
Bangkok en Febrero es una experiencia fantástica, la alegría del
carnaval, las comidas exóticas en cada esquina, la frescura
impensada dentro de los maravillosos templos budistas, los pasillos
multicolores de los mercados, los personajes más surrealistas que
existen. Es una ciudad única, fascinante.
Ahora,
juntas casi me matan.
El que escribe paseando su bronceado caribe al llegar a Bangkok |
Eran
las 2 de la mañana y parecía que recién paraba de nevar, yo ya
estaba abajo de un loft que me habían prestado para pasar los
últimos días en NY. En horas partía a pasar entre 4 y 8 meses
viajando por el mundo. Esperaba el taxi que me llevaría una vez más
al aeropuerto JFK para tomar el vuelo a Bangkok. Antes de salir pude
ver en la tele que la temperatura era de -1º, me abrigué con todo
lo que tenía y me fui abajo a esperar.
Una
vez en el aeropuerto me acomodé y ya con la ropa en la mano por la
terrible calefacción, empecé a prepararme para las 27 horas de
avión que tenia por delante hasta llegar a Bangkok. Las escalas iban
a ser dos, Los Angeles, con cambio de avión, y Hong Kong.
Las
27 horas pasaron y con más o menos, más que menos, cansancio
llegué. El hoy Suvarnabhumi, el aeropuerto y puerta principal del
Sud Este Asiático, estaba en obras así que no estaban listas las
mangas que reciben a los pasajeros. Por lo tanto, bajamos por la
típica escalerita a la intemperie y caminamos a migraciones. Salí
del avión que me había dado una temperatura agradable, con mi
remerita térmica, mi polar, campera y bufanda bajo el brazo. Bangkok
me recibió con un medio día de 35º y una humedad que parecía la
de la ciudad de Santa Fe pero multiplicada por cuatro y sumada la de
Misiones y la Selva Chaqueña, juntas.
Como la 5ta avenida pero de Bangkok |
Se
ve que el tema del cambio de clima y el agotamiento no me cayeron
muy bien que digamos porque me empecé a sentir mal ni bien estaba
yendo del aeropuerto a Khao San Road, pero nada demasiado grave.
Khao
San Road, es la calle de Bangkok donde se alojan todos los mochileros
o viajeros con bajo presupuesto que llegan a Tailandia. Las 24 hs. la
calle esta viva. Música, bares, extrañas comidas hechas en la
calle. Desde cucarachas fritas a algún arroz con queso, negocios de
lo que quieras - un supermercado a un tipo que te vende monos, casas
de turismo, casas de cambio, estaciones de policías. Hippies,
soldados, mochileros hasta ejecutivos atraídos por la calle en si,
hombres, mujeres, travestis, todos y todo abierto, como dije, las 24
horas. Siempre iluminada, de día por el sol abrasador de Tailandia y
por la noche por los miles de multicolores carteles de neón que
tapan totalmente a las estrellas.
Cuando
llegué a esta calle, serían las dos o tres de la tarde, los
pantalones y la remera térmica que me había puesto en NY estaban
haciendo estragos. La combi me dejó en la esquina desde donde
pensaba ir a dormir. Me alojé en un Hostel de baño compartido, el
Lek, guest house, y no presté mucha atención en el lugar ya que me
quería ir rápido a tomar algo para apagar el calor que tenía.
Cambié dinero, me acomodé en un bar de la calle y me tomé un jugo
de naranjas helado acompañado de un arroz con mariscos. Tan
atractivo como fulminante.
Mariscos esperando orden de ataque |
A
las dos horas estaba encerrado en la habitación con altísimos picos
de fiebre, completamente descompuesto. Frío de Estados Unidos, más
calor Tailandés, más mariscos de Dios sabe dónde, igual un cóctel
explosivo.
Mi
habitación era más o menos de dos metros treinta centímetros por
uno con sesenta de ancho, transpiradas paredes grises, piso de
mosaico marrón y un cielorraso de madera manchado por la humedad
ambiente o alguna gotera ya arreglada del piso de arriba. En la
pieza, entraba la cama, la mochila y una pequeña mesita de luz, el
ventilador del techo apenas se movía, por lo tanto tiraba poco y
nada de aire, sumado a que quién sabe por qué cuando estaba
prendido se apagaba la luz. La ventana daba un pasillo que salía a
Khao San en el cual había un puesto de CD truchos de música tecno,
lógicamente, con la música a full durante todo el día y que
martillaba en mi cabeza sin ningún descanso.
Cuando
paraba de temblar y estaba empapado de calor, aprovechaba y salía a
darme una ducha de agua fría (a los baños compartidos). Ese momento
era aprovechado por la señora dueña del Hostel, que se me venia
encima a preguntarme a los gritos algo que nunca pude entender.
Seguramente, la señora pensaba que mi estado de salud tan lamentable
era la consecuencia del uso de alguna droga, por lo que me gritaba
muy alto y lo único que yo entendía era Police, police!
No
sabía si era de noche o de día. Las horas pasaban hasta que en un
momento pude mejorarme. Estuve en ese estado durante cuatro días
consecutivos.
Más víctimas del devastador coctail de jugo de naranja helado + mariscos |
Una
vez recuperado, lo primero que hice fue cambiarme de hostel. Esa
mujer continuaba tratándome mal y yo solo seguía entendiendo
Police,police! Al rato conseguí otra habitación en la esquina de un
pasillo rodeado de lagartijas y cucarachas pero con mucha mejor onda
y sin música tecno. Casi un cinco estrellas a esa altura.
A
partir de ahí, empecé a disfrutar un Bangkok que te atrapa, lo que
puede ser muy peligroso. Una vez que uno la conoce un poco es
increíble. Es una capital en la que todo está llevado al extremo y
explota. Los excesos, el sexo, las comidas, los personajes, los
rickshaws, el trancito, los canales, el calor, todo esta potenciado
en Bangkok.
La
alegría del carnaval, las comidas exóticas en cada esquina, la
frescura impensada dentro de los maravillosos templos budistas, los
pasillos multicolores de los mercados, los personajes más
surrealistas que existen. Es una ciudad única, fascinante.
Ramón
Herrera
Gran nota, mi amigo, pero la próxima vez que vaya a bangkok se me saca la térmica
ResponderEliminarExcelente experiencia Ramón (un grande). La próxima vamos juntos...
ResponderEliminarBuenísima.....me encantó la parte de la mujer..llamando a la Police!!!jaja
ResponderEliminarMuy buen relato ! Excelentes descripciones. Me encantó.
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