jueves, 6 de septiembre de 2012

Tortura nacional

¿Es necesario que cuarenta millones de personas se tengan que bancar a la presidenta haciendo su discurso en la cena del día de la industria, cuando ni el tema ni la fecha ni el contenido son de trascendencia fundamental para el futuro de los argentinos? ¿Acaso Cristina cree que realmente el 54% que la votó está tan pendiente de todo lo que dice y piensa que cada vez que tiene oportunidad hace uso de los servicios de la cadena nacional? ¿o cree que el resto la quiere ver porque no la votó y ahora piensa que debería haberlo hecho? De un modo, de otro, no importa. Lo que sí debería creer es que no puede obligar a todos los habitantes del país a tener que verla y escucharla durante una hora, en el horario central de la televisión de la noche, la más vista por todos.
- Preferís Venus o Cristina?
- Cristina, me encanta su prosa.
Se podría imaginar a un trabajador, empleado de una fábrica por ejemplo, que se rompió el lomo todo el día, y lo único que quiere es llegar a su casa, compartir un rato la mesa con la familia y ponerse a ver un poco de tele, por ejemplo, Graduados, porque le recuerda a cómo era en su época de estudiante. Pero no, se tienen que bancar un discurso que no es para él, ni para su familia. Y esto se puede llevar a millones de casos.
Alguno dirá que es potestad de la presidenta usar la cadena nacional para hablarle al pueblo. Claro, le contestamos, pero precisamente este punto se detalla en la nueva de ley de medios, que dice que es para ser usada en situaciones graves, excepcionales o de trascendencia institucional. El día de la industria no lo es para todos los argentinos. Lo será para el sector, pero los que estaban sentados frente a ella en esa cena, y a quienes se dirigía finalmente, son la minoría y no tienen nada que ver con el resto de los habitantes del país. Mucho menos los representan.
Una periodista dijo irónicamente que "no compro dólares, no salgo de viaje, y me banco pagar y pagar para que todos estemos mejor. Sería mucho pedir ver a Capusotto?". El que quiera ver a Hijitus que lo haga, y si preferís mirar a Panam, también, pero Cristina no te puede obligar a escuchar a Cristina.
Pensar que todos estamos interesados en escuchar sus discursos como para cerrar todas las transmisiones de aire de ese momento es medio ególatra de su parte. Medio porque miramos la situación con un solo ojo. Ahora, si además analizamos que parte de su discurso fue un video sobre la industria que finalizaba con una placa con las siglas GenIA, argumentadas en la síntesis de lo que llamarían Generadora de Industria Argentina, pero que en realidad hacía una clarisima alusión a la señora presidenta (recurso poco menos que creativo de algún publicitario poco menos que chupamedias del bastón presidencial), nos damos cuenta que se estaría creyendo un ser superior, digno de nuestra admiración. En relación a esto, es importante dejar claro que no, que no es así. Lo que llamamos admiración la tenemos para Messi, que es realmente sobresaliente y no requiere autoelogiarse. Ni tratar de estar en el centro de la escena. Ni mucho menos forzarlo. Sí le tenemos respeto a la presidenta, todo el respeto, el mismo que pretendemos de ella.
El pueblo reclama lo importante:
¡Queremos ver a Tinelli!!!
Las quejas contra el uso de la cadena nacional en el prime time salieron de todos los sectores. Políticos, lógicamente, de la oposición, que lamentablemente le quitan autenticidad al reclamo porque siempre están en contra, aún cuando las decisiones del oficialismo comparten valores y principios con estos. De artistas, perdiodistas, comunicadores, en fin, todos los que de una manera u otra se vieron afectados en su canal de vinculación con la gente, cortado abruptamente por voluntad del gobierno y sin motivo suficiente. Hasta salieron algunos vecinos de barrios porteños a protestar haciendo sonar las cacerolas porque les cortaron sus programas preferidos. No imaginamos a los seguidores de Peter Capusotto, también cortado el lunes por la cadena nacional, dándole a las ollas con la cuchara.
Lo único no tan malo es que los discursos de Cristina son cortos, de una hora nomás este último. Cortos comparados con los Fidel Castro o los de Chávez, que se despachan en varias horas sin siquiera pasar por el baño. Aunque es poca la gente que dura una hora en un café escuchando hablar a otra. O pensá a quién escuchaste, solo escuchaste, durante una hora seguida.
No criticamos el contenido del discurso, creemos que hay enfoques positivos y no tanto, pero tampoco somos quienes para juzgarlos. Lo que no queremos es ser obligados a ver y escuchar lo que el gobierno pretende. Porque tarde o temprano, se convertirá en una tortura nacional.

3 comentarios:

  1. Obligado? Estás borracho capo, quién te obliga a mirarlo? Yo coincido 99% con este gobierno y lo recontra banco, pero cuando me aburre un discurso me pongo a mirar peliculas, canal de musica, o salgo a correr, o vivis adentro de una tv? Saludos, muy buena la radio

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  2. q feo una radio de musica con tendecia politica... hasta donde llega esta mierda...

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  3. Melina, anónimo, gracias por participar con sus comentarios. En la Trip no tenemos tendencia política, de hecho criticamos lo que nos parece que debería hacerse de otro modo, probablemente le toque más veces al gobierno nacional simplemente porque es el más relevante, pero también hay cosas que nos resultan positivas y las decimos. Esta semana le toca a la seguridad que es responsabilidad de los socialistas. Le tocó varias veces a Macri, a Grondona de la Afa, y a un montón de personajes más.
    Esperamos que sigan comentando, con críticas, coincidencias o lo que quieran, y con respeto.

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