Notre Dame. Un lujo que la iglesia actual no se permitiría dar. Mmm. |
Salí de nuevo al siglo XXI, después de dos horas fantásticas, irreales. La ciudad me estaba esperando en la puerta, con ella los primeros japoneses y otros turistas que ya estaban fotografiando a la catedral. Me saqué las fotos de rigor frente a la fachada y emprendí nuevamente mi camino rápido y sin pausa hacia ningún lado.
El castillo de Santiago de Compostela, perdón, la iglesia. |
Hoy en día, la catedral impacta. Su magnificencia, el tamaño, las imágenes gigantescas de bronce, el altar, las naves, todo nos hace sentir diminutos, frágiles ante tanta fuerza. La catedral fue construida en plena edad media, en 1075, cuando las viviendas de la época eran chozas primitivas con estructuras de madera, cubiertas de paja o hierbas y muros de barro o piedra, donde el humo del hogar central se filtraba por las grietas del techo, donde los animales compartían el mismo ambiente o, a lo sumo, el de al lado. Las ventanas eran huecos carentes de vidrios o protección. Por eso me gustaría viajar en el tiempo y por un momento vivir lo que sentían aquellos pobladores del medio evo al entrar en la catedral de Santiago. Era entrar al cielo, era la casa de Dios. No podía ser de otra manera, no existía poder terrenal para tener semejante morada, ni siquiera los reyes mas poderosos de la época.
Lo poco que sé de la edad media me llevó a buscar en Santiago signos en la arquitectura y, observando con detenimiento, me dí cuenta de que en Santiago estos están todos presentes. Para hablar de una de estas simbologías, tomo la numerología, por ejemplo, el tres, cuatro y el doce, se ve reflejada en la planta con la cantidad de columnas, en las aberturas, en la cantidad de capillas y santos que adornan el recorrido de la nave central. Todo el edificio está estudiado a la perfección, en el diseño no dejó libre ningún elemento. El espacio supremo es el pórtico de la gloria, en donde cualquier mortal en su sano juicio, tiene la obligación de emocionarse.
Franco los quería cansar antes de que le pidan a Dios por su desaparición |
Ramón, después de su gira espiritual. |
Ramón Herrera
Excelente otra vez Ramón.
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