jueves, 25 de octubre de 2012

¡Vendida al caballero japonés!

 La idea de la chica de Itapema que subastó su virginidad ha recorrido el mundo y algunos excéntricos se han lanzado en un carrera por poseer a esta linda brasuca por primera y única vez, claro. Realmente, por un monto como el conseguido por esta joven obliga a que uno se ponga a pensar en aquel chiste que decía "putos somos todos, lo que pasa es que algunos son capitalistas", en relación a que todas las personas tienen un precio para prostituirse.
"Cara", dijo el japo. - De inocente?, le
preguntaron. - No, por expensive.
Finalmente, la brasilera de veinte años que ofrecía su virginidad en remate para bancar la carrera universitaria y donar parte de lo recaudado para ayudar a los pobres va a poder hacer bastante más que eso. Resulta que Catalina Migliorini se juntó la nada despreciable suma de u$s 780.000 que pondrá un zarpado japonés que, no deberíamos dudar, está muy alzado o necesita alguna experiencia nueva para contarle a los amigos. Como sea, debería repensarlo un poco.
Por otro lado, habría que tratar de comprender qué lleva a una persona a exponerse de este modo. Pensemos. Una chica necesita dinero para sobrevivir. Puede subastar su virginidad por única vez, puede prostituirse regularmente durante un tiempo, o puede trabajar y estudiar haciendo un gran esfuerzo que no sabe si está dispuesta a realizar. Un rápido análisis dice que la que menos tiempo y dedicación requiere es la que eligió. Claro que semejante cantidad de dinero parece un poco demasiada suerte, pero el combo de la belleza de esta chica con el "obsequio" que ofrece pueden parecer tentadores a algunas personas medianamente retorcidas y que no saben en que gastar su dinero.
La cuestión es que tanta difusión ha convertido a la brasilera y al caso en sí en un tema de conversación en todo el mundo. Con las diferentes apreciaciones del caso. Y con un montón de chicas mirando la situación como una salida posible ante la necesidad o ante mucho menos, el anhelo de alcanzar algunas cosas que requieren demasiado esfuerzo. Hasta ahora no se ha visto a ningún medio que defina a la situación como de prostitución, porque simplemente lo es, por más disfrazada de "pérdida de la virginidad" que esté. Y entendemos que se debíería hablar de Catarina como una prostituta por su voluntad de venderse, aunque respetamos la idea de que cada uno es dueño de hacer lo que quiera consigo mismo. El problema radica en que es un pésimo ejemplo para todas las generaciones de mujeres con ambiciones que están viniendo detrás suyo. Y delante también.
Catarina y un ruso, quien también
remató su virginidad pero no le
alcanzó ni para pagar el telo.
Acordemos que esto no es una novedad. Tampoco vamos a mirarlo como algo aislado. Esto se viene ofreciendo desde hace varios años. Y ya hay muchas mujeres que lo han hecho. Incluso hombres. Lo que entendemos como malo es que se siga dimensionando en los medios, sin condenarlo de alguna manera, porque no deja de ser una forma de quebrar las leyes. Al fin y al cabo, es tan delito como vender drogas o robar una casa, aunque la prostitución siempre tiene argumento de la necesidad económica.
Aparentemente, lo de Catarina se realizaría en el marco de una producción tipo documental que además de este caso daría otros como ejemplo, incrementando más la relevancia de su difusión para hacerlo incluso después de concretada la "operación". No faltarán las personas que, además de vender su virginidad, ofrecerán la difusión online en vivo por unos pocos billetes y así multiplicar sus ingresos. Y los que agregarán ediciones especiales en dvd, postales y otros artículos de merchandising como remeras, ropa interior, accesorios eróticos, y todo lo que se te pueda ocurrir. Se les va un poco la mano, podés pensar, pero es hacia donde tiende a ir.
Por un lado, lamentamos que Catarina tenga que llegar a esto para bancar algunas necesidades no cubiertas de su vida. Por otro, con tan poca determinación al esfuerzo y el trabajo, no es necesario que aclare el fin que tendrá lo recaudado porque ya dejó de ser creíble. Si te vas a prostituir es mucho más saludable y respetable que lo hagas por convicción. Aunque sea para que el japonés no te inaugure también el libro de quejas.

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