Ayer se aprobaron dos nuevas leyes en el Senado: Ley de
Identidad de Género y Ley de Muerte Digna.
La primera trata sobre la posibilidad de que cada persona
pueda elegir su propia identidad acorde a su identidad autopercibida, esto es
determinar su nombre y sexo en el DNI en función de lo que quiera ser. Desde
ahora, Ricardo Carlos puede pasar a llamarse Marilyn si así lo desea, o también
Ulises, si esa es su voluntad.
Además, esta ley contempla que los mayores de 18 años puedan
acceder a intervenciones quirúrgicas totales y parciales y/o tratamientos
integrales hormonales para adecuar su cuerpo, incluida su genitalidad, a su
identidad de género autopercibida, "sin necesidad de requerir autorización
judicial o administrativa". No más viajes guillotinarios a Chile, en
resumen.
Pero es en la ley de muerte digna en la que queremos
reparar. Votado por unanimidad, el proyecto que fue declarado ley establece que
en caso de enfermedad terminal o incurable, los pacientes o sus familiares
podrán evitar que se mantengan tratamientos a toda costa. Y se podrán firmar
“directivas anticipadas”. En buena hora, los legisladores se pusieron a pensar
en la gente que sufre en este país por causas en las que ellos no tienen que
ver. Sorprende que la Iglesia no se haya pronunciado en contra todavía, a lo
mejor habrá que esperar a que encuentren argumentos sólidos. Pero tranquilos,
los van a encontrar.
Rápidamente los periodistas amarillentos de turno, cuales
Kent Brockman de Los Simpson, fueron disparados a hablar con Lilian Clarke,
madre de Gustavo Cerati (otro ninguneo más a Charly y van…). Aunque difícil es
pensar que alguna madre podría desenchufar la ilusión de volver a tener a su
hijo, la señora les respondió lo que todos esperábamos con decoro y mucho
respeto. Los tendría que haber mandado a freÍr churros.
De todas maneras, nosotros creemos que es conveniente que
hablemos acerca del proyecto que todavía no tuvo el quórum necesario: la ley de
vida digna.
Aparentemente, para aspirar en
un futuro a algún sueño, como tener una casa propia o un auto y al mismo tiempo
no terminar enredado en algún asunto legal importante, deberá esperar. Deberá
esperar el sueño de darle sin problemas a tus hijos la educación que se
merecen, como también la de acceder a algún Gadget electrónico sin necesidad de
tener que hipotecar 4 ó 5 meses de sueldo. Todavía no es momento para que en la
tierra de las carnes más ricas del mundo, puedas comerte un asado semanal sin
la necesidad de que el resto de la semana vivas a arroz.
Menos es, quizás, el momento de una vida digna, con la
posibilidad de disfrutar de alguno de los tantos espectáculos internacionales
que vienen a Buenos Aires, exclusivos para un puñado de gente, sin tener que
conseguir una changuita extra para poder solventar los gastos.
Bien por los legisladores que con la ley de muerte digna
pensaron en la gente que sufre por enfermedades terminales. Mal por ellos, que
todavía no piensan en leyes de vida digna que demuestren que se interesan por
todos los demás argentinos que sufren sin estar enfermos. Todavía.
o mejor que un gadget electrónico por ahí poder comer arroz todos los dias y no dia por medio. o tomar leche. o tener frazadas o....
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