jueves, 30 de agosto de 2012

Pendex a las urnas!

Todavía estamos en estado de reflexión sobre la casi segura propuesta de reforma del código electoral que estaría proponiendo el kirchnerismo, que incluiría que la edad mínima para votar baje a los 16 años. Una idea que tiene un montón de aristas, que puede resultar en algo sano, bueno, malo, perverso, oportuno, y de tantas maneras como se la quiera ver.
Como no puede ser de otra forma, algunos personajes de la oposición ya salieron a criticar la idea. Argumentan que en el gobierno están buscando la cantidad de votos que no tienen en el padrón regular. Que la Cámpora salió a hacer inducción partidaria a los colegios primarios y secundarios y que por eso quieren los votos de los adolescentes. Que creen que en ese sector más influenciable puede llegar mejor el "mentiroso" discurso oficial, como dicen. Entre otros argumentos políticos. Pero son pocos los que analizan la cuestión un poco más profundamente.
- Queremos votar, y quedarnos mirando
tele hasta bien tarde!!!
Algunas propuestas del estilo venían cajoneadas y también hay quienes, que se muestran habitualmente contra las propuestas del gobierno, esta vez están a favor.
Se entiende que los líderes de la república deben ser elegidos por su pueblo, por las personas que lo integran y que pueden decidir en forma independiente, libre pero también responsable, aunque que esto dependa de cada uno. Entendemos que acá es donde la cosa se pone más filosa. Si se tratara de analizar cuál es la edad en la que una persona promedio tiene suficiente raciocinio como para tomar una posición respecto de quiénes desea sean sus líderes políticos, esto tiene que ver, o tendría que ver, con la educación en general y la madurez biológica promedio. Que si bien no son referencias absolutas, por lo menos son referencias de consenso general. La realidad indica que en esos dos años nomás, de los 16 a los 18, se debe observar la mayor diferencia en estos aspectos que en el resto de los segmentos etarios porque, justamente, se combinan independencia, educación, experiencias de vida, lo que en este país llamamos "calle" y un montón de otras cosas que hacen a un adolescente. Y que varían profundamente según lugar de residencia hasta ingresos familiares. Desde forma educativa hasta historia familiar. Alguno pensará que son características que se dan en todas las edades y que definen la forma de pensar de una persona. Precisamente, son todas esas influencias las que una persona de 16 años puede o no controlar, y estaría en ese control su capacidad de comprensión y análisis para poder votar.
- Creéme que tengo 16. Dejé a mi señora
y los nenes en el auto.
Hace unos pocos días salió en los medios que un análisis estadístico sobre la preparación del segmento adolescente argentino arrojaba datos bastante poco alentadores: casi el 50% de los chicos no comprendía bien lo que leía. Para relacionar estos datos con la propuesta, esto significaría que ese 50% no estaría en condiciones de tomar una decisión electoral fundada, pensada. Aunque esto no sería absoluto.
Otro aspecto importante tiene que ver con la información que un adolescente actual maneja. Comparada con lo que cualquier persona de la misma edad disponía hace nomás 30 ó 40 años, creo que se podría equipara con alguien de no menos de treinta años de edad, de aquella época. Esto sería para considerar también, aunque también es un dato aislado que debería integrase con la madurez.
Pero tendríamos que pensar también todo lo que debería venir de la mano de esta posible ley. Porque en definitiva, no estaríamos hablando de votar sino de responsabilidad para decidir. Entonces, acá contarían cosas como la emancipación, la edad mínima para recibir penas y condenas, en fin, la edad para ser un ciudadano independiente responsable de sus actos. No nos imaginamos viviendo en un país cuyo futuro lo terminaron decidiendo unos pendorchos que, con cada cagada que se mandan, van los padres y los retiran de la seccional después de un sermón del comisario.
Diputados del partido joven en plena
discusión sobre el presupuesto oficial.
Sí creemos que muchos de esos chicos están en condiciones de asumir tanto las responsabilidad de decidir qué líderes quieren como también las un ciudadano en todos sus aspectos. Y en este sentido, la responsabilidad también la deberían tener los padres y/o tutores, dándoles la potestad del voto con todo lo que ello implique. Al final, sería como darles un auto, si vos sabés que es responsable seguramente no te traerá problemas. Si sabés que no lo es, lo vas a pensar varias veces antes de darle las llaves, porque el que pagará los plato rotos vas a ser vos.
Más interesante sería considerar que los chicos también  podrían tener sus propios representantes. Pibes de 16 años que se sentarían en las cámaras a discutir sobre temas importantes, masticando chicle y mandando mensajitos todo el tiempo. Aunque pensándolo bien, esto ya se ve en los recintos aunque no haya adolescentes.
En definitiva, el proyecto puede ser tan bueno como tan malo, dependerá de lo que entendamos por incorporar a este grupo de personas al electorado y de lo que esperemos de ellos y de su contribución a la sociedad.

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