A
la gran mayoría de los turistas que recorren India se les escucha
decir que ¨Delhi no es India ¨. Lo que yo creo es que, si hay una
ciudad de ese país que parece de otro, esa es Chandigarh.
En agosto de 1947
India se declaraba independiente de Inglaterra. Tres años después
se comenzaba a gestar la idea de crear una ciudad progresista y modelo que
introdujera al país en el contexto mundial. Para eso llamaron a Le
Corbusier, para que la diseñara con una concepción totalmente moderna.
Chofer, siga a ese auto! |
Al
llegar a la estación de trenes y ver el mapa de la ciudad, me dí
cuenta de la gran diferencia con el resto de las ciudades de la India. Las manzanas ortogonales, se
dibujaban en el plano como en cualquier plano de ciudad occidental, en el resto del país son laberínticas. Claro, estas eran supermanzanas de mil doscientos cincuenta metros por setecientos cincuenta. Inmensas. Como eran mis primeros días en India y no contaba con un vehículo mecánico, tampoco quedaban taxis ni
rickshaws, tuve que optar con bastantes dudas y conflictos interiores porque me
lleven en una de esas bicicletas con un carrito atrás que se ven en las películas, es decir a tracción
humana. La situación no me cerraba en ese momento, ni me cierra ahora, la cuestión fue que a los diez minutos de andar me
sentí con tanta culpa por el caballero que hacía es esfuerzo de llevarme, y que estaba prácticamente deshidratándose bajo los no menos de treinta grados
del medio día, que le dije que pare ahí mismo. Le pagué por el viaje completo y
le regalé mis dos botellas de agua mineral. Por suerte, atrás de este pasó una
moto que "gentilmente" por unos pocos pesos más me llevo a donde yo dormiría esa noche, sin aquella sensación espantosa de culpa.
Le Corbusier pensaría: me quedó justa para poner una empresa de bondis! |
Máximo aprovechamiento del espacio público en Chandigarh. |
A
la mañana siguiente no sabía por donde empezar. Quería ver todo en Chandigarh,
así que empecé a caminar. Eso fue un error. En las primeras horas
no hubo problema pero después, con el calor y descubriendo las
verdaderas distancias que hay de un lugar a otro, pude confirmar que Le
Corbusier, definitivamente, no había diseñado una ciudad para
peatones. Y desde mi humilde opinión, ni siquiera lo había hecho para India. Es muy
poca gente la que puede tener acceso a un vehículo, incluso no todos llegan a una
bicicleta. A partir de esto, entendí por qué la ciudad se ve a
cualquier hora del día desierta, apagada, sin ese sabor a caos y a
sorpresa, que a uno lo empapa en cada lugar del resto del país. La sensación de estar en India acá no existe, lo que hace a
este país diferente de cualquier otro, no se percibe en Chandigarh.
La ciudad se percibe ordenada todo el tiempo, las novecientas mil personas que viven allí (muy poca
gente para una ciudad en India) no se ven circulando. Tampoco se ven
las vacas o los sadus andando por la vida. Después de desistir de
la idea de caminar, salí en moto para la zona del capitolio, zona donde están los principales edificios.
El palacio de las Asambleas, lookeado para postales. |
Los
tres más importantes se encuentran separados por alambrados y controles
militares. Se hace muy difícil tomar fotos e ingresar ya que la
situación con Pakistán no es la mejor y uno de estos edificios es
El Secretariado, donde se resuelven todos los asuntos relacionados
con el conflicto. El edificio de doscientos cuarenta metros de largo, recubierto de
parasoles horizontales y verticales, se alza en uno de los extremos
del grupo como un gran paredón en el conjunto. Desde este, la vista
hacia el mismo es algo fantástico. Me costaba creer que estaba allí.
Todo parecía irreal, un verdadero sueño. Las rampas, los parasoles, el
Palacio de Asambleas, el Palacio de Justicia, tenía frente a mí todo lo que había visto cientos de veces en libros y revistas. No paraba
de sacar fotos ni de sorprenderme.
Le Corbusier habría olvidado los estacionamientos para bicis. |
Los
dos días siguientes se fueron como el agua en las manos, demasiado rápido.
Los museos, las viviendas, la universidad, toda la ciudad estaba
cortada por la misma tijera, mejor decir, dibujada por la misma mano.
Pensada por el mismo arquitecto.
El imponente Palacio de Justicia, todavía mide 240 metros de largo. |
¨...El
sol se levanta. Cae el rocío. El rocío se evapora en minúsculas
nubes redondas. Las nubes se aglomeran, se cargan de diversos
potenciales de choque: relámpagos, truenos, lluvia. Fin de un buen
día. El sol se pone en un cielo limpio...¨ Le Corbusier 1910 – 1965.
Ramón
Herrera.
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