El optimismo argentino de la ceremonia de apertura se tuvo que volver pronto. |
Resalta entre los hechos deportivos de la semana un gol que hizo el jugador Tony Hibbert, del Everton inglés. El tipo juega en este equipo desde hace casi doce años y nunca había convertido un gol. Hace tres años, los hinchas evertonenses dijeron que, si llegara a convertir, invadirían el campo de juego. Y tres años después Tony se sacó la mufa de más de una década y clavó un tiro libre. El único detalle es que fue en un partido amistoso. Y a nosotros nos hace pensar que si nunca hizo un gol, ningún técnico lo haría patear un tiro libre. Tony, posiblemente te hicieron una fiesta sorpresa, por las dudas ni preguntes.
En el partido amistoso que jugaron el Benfica contra el Fortuna de Dusseldorf, el capitán de los portugueses, Luisao, dejó knock out al árbitro después de un fallo que expulsaba a un compañero. Se le avalanzó para protestarle y parece que le dio un cabezazo. Parece nomás, porque la caída del árbitro y su expresión son medias aparatosas, no lo imaginamos como doble de riesgo. Lo real es que la situación se mostró como que el jugador lo tumbó y ahora se tendrá que bancar alguna sanción más una investigación policial que estarían iniciando los alemanes, donde se jugó el match. Agarrate Luisao si te detiene algún fana de la Gestapo.
En el partido entre Alemania y Argentina, un espectador ingresó a la cancha con las intenciones de entregarle un ramo de flores a Messi. Esto en el medio del partido. Uno se pregunta qué moviliza a un tipo a hacer el ridículo de esa forma, porque el jugador ni siquiera le recibió las flores. Y al tipo se lo llevaron de buena forma pero también lo podrían haber reventado a palos. Por las dudas.
También es destacable un penal que pateó un jugador profesional del Red Bull Salzburgo, también de Alemania, Jonathan Soriano, que le apuntó a un ángulo y la dejó colgada de la tribuna. Así le pegaba una tía abuela gorda a la que poníamos en la cancha cuando faltaba uno. La tía Tita no jugaba siempre, por eso le pegaba mal. Pero no hay recuerdos que patee tan mal. Vale la pena verlo.
La pelota no se ve. Lo mismo dijeron los pibes argentinos todo el partido. |
El juvenil argentino de fútbol sigue el camino por al que lo subió el Sr. Checho Batista, allá en su intento de clasificar a los juegos olímpicos, que ahora le dejó la posta al Sr. Marcelo Trobbiani, dos ex campeones del '86, una ruta sinuosa y bastante poco prometedora. Otra vez sentimos que la cosa no prospera, esta vez, los alemanes subveinte nos clavaron seis pepas como preámbulo del partido de los mayores. Lamentable. Se supone, y ya debe ser solo una suposición nomás, que somos una potencia futbolísitca, una gran cantera de cracks, una usina de jugadores para el mundo. Bueno, todo pinta que ya no. Claro, cómo olvidar que nos buscamos mil veces en los canales de los juegos olímpicos porque no recordábamos que no habíamos clasificado. Si, no entramos por chotos. Una pena que todo siga igual en el sub 20. Después no le pidamos a Messi que nos saque campeones del mundo.
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