jueves, 29 de noviembre de 2012

Clásico: desnudo en el monumento!

Los desnudos en los monumentos ya son un clásico para las protestas sociales. Esto sucede en todo el mundo y es hasta extraño que sigan llamando la atención y generando polémica. Sin dudas, la curiosidad del ser humano le provoca ver quién se animó y qué tiene para ofrecer ese desnudo. Poniendo, en la mayoría de los casos, el fin del reclamo en un segundo plano.
Además del hecho artístico, detalles de
la foto indicarían datos del tiempo: la
mañana del domingo fue fresca.

Tal es el caso de lo sucedido esta semana en el monumento a la bandera, en la cuidad de Rosario. Cuando una joven no tan, oriunda de Córdoba, se vino para hacer un desnudo en lo que representa la proa del edificio. Esta chica, de 38 años, ubicó su desnudo como una manifestación a favor del día internacional de la no violencia contra la mujer. Aunque después de revisar los antecedentes de la actriz, también podemos comprender algunas otras cosas.
Es cierto que la expresión en sí no deja de ser válida por el sentido que se intenta darle, más allá de que sea la forma ideal o no. Cualquier manifestación pacífica en contra de la violencia a la mujer es aprobada, digamos, en contra de la violencia en general. Nadie estaría en desacuerdo. Pero Melisa Balbuena, la dama protagonista de las fotografías, que argumenta sus acciones en dichos como "Dejen de castigar a la mujer. Si una no se puede desnudar en lugares públicos es porque hay una Iglesia que hace ver nuestro cuerpo como algo perverso. Esa es la mayor de las violencias: prohibirnos y tratarnos como la peor cosa de la naturaleza. Se castiga la desnudez, pero no se dice nada de la cosificación de la mujer que se hace, por ejemplo, en el programa de Marcelo Tinelli", tiene como actividad profesional el desnudismo, principalmente para fotografía. Lo que no invalida sus buenas intenciones pero le quitan un poco de sinceridad.
Balbuena tendría más historia en el
desnudo en monumentos: habría
posado en la Casita de Tucumán.
La reflexión es simple. Si tu actividad profesional se ve beneficiada por tus manifestaciones con sentido social que cobran interés público y que llevan tu nombre, más allá de las intenciones que tengas, la cosa termina siendo un buen negocio para vos. Esto no lo decimos por que sí. Balbuena, además de posar, se dedica a dar charlas sobre el desnudo artístico y demás, y es difícil pensar que salir en muchos medios de todo el país y de varios países de latinoamérica no va a mejorar la demanda de sus servicios. Lamentablemente, ella no sería la mujer indicada para hacer el desnudo en el monumento a la bandera con el fin social que dice tener si tuviera el rédito personal que tiene. Podría haber invitado a alguna de sus “alumnas” o seguidoras que no tengan intereses creados, y nadie podría decir que hay un trasfondo en la cosa. Al final, termina “cosificándose”, como dice ella, para ganar unas chirolas más en su trabajo.
Otra fan del desnudo antes
de ir a misa de domingo.
Volviendo al clásico desnudo en los momumentos y edificios simbólicos, la gente ya no le presta la suficiente atención. Será porque ya está muy visto o porque los desnudos están a mano todo el tiempo. En la tevé, en internet, en las revistas, en la misma calle con los carteles publicitarios. Incluso hoy existe una cierta afición en la juventud a mostrarse desnudos, a compartir lo que antes era la intimidad que, justamente comenzaba con el cuerpo de cada uno.  Hasta existen comunidades desnudistas que usan desvestirse en medio de las ciudades, y lo hacen como un culto a la naturaleza, al estado original, natural.
Hay algo que sí definió este desnudo y no tiene nada que ver con el hecho en sí ni con la protesta social. Es que una buena parte de los rosarinos ni se mosquean con estas expresiones, digamos, no les horroriza. La otra, la que se siente molesta porque ni siquiera se debe mirar al espejo antes de bañarse, sigue siendo intolerante, incluso cuando las “causas” la incluyen. Si vemos el vaso lleno, que la cosa no haya trscendido mucho dice de que un poquito y en algún aspecto estamos mejorando como sociedad.

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